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Vince Pankoke: el exagente que rastreó al supuesto delator de Ana Frank

El agente jubilado del FBI Vince Pankoke lideró al equipo que reveló esta semana su hipótesis de que un notario judío de Ámsterdam fue quien descubrió a la Gestapo el escondite de Ana Frank.

Por Ángel Huerta

El agente jubilado del FBI Vince Pankoke lideró al equipo que reveló esta semana su hipótesis de que un notario judío de Ámsterdam fue quien descubrió a la Gestapo el escondite de Ana Frank.
El agente jubilado del FBI Vince Pankoke lideró al equipo que reveló esta semana su hipótesis de que un notario judío de Ámsterdam fue quien descubrió a la Gestapo el escondite de Ana Frank.
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El agente jubilado del FBI Vince Pankoke lideró al equipo que reveló esta semana su hipótesis de que un notario judío de Ámsterdam fue quien descubrió a la Gestapo el escondite de Ana Frank, pero, en una entrevista con EFE, pide “no juzgar” al sospechoso con los ojos del presente porque “no le quedó otra opción” para proteger a su familia.

 

Pankoke creció en Johnstown, en Pensilvania, y, a sus 64 años, tiene un expediente donde destacan investigaciones de secuestros, narcotráfico e incluso rastreo de terroristas del 11S, pero tras tres décadas en el FBI, hoy es noticia en todo el mundo porque dirigió a un equipo internacional de expertos desde Ámsterdam que cree haber resuelto el misterio que causó en 1944 la redada en el escondite de Ana Frank.

 

Fue la investigación “más difícil y complicada que jamás” ha “experimentado”, pero también “una de las más significativas” de su carrera, subraya, señalando la importancia que tiene la figura de Ana Frank (1929-1945) para la memoria del Holocausto y de los niños asesinados a manos de los nazis en ese genocidio durante la Segunda Guerra Mundial.

 

“La idea era encontrar respuesta a una pregunta: ¿Qué fue lo que causó la redada? Y ha dado la casualidad de que creemos que fue causada por alguien que es judío, que fue forzado y puesto en una posición tan insostenible que no tuvo otra opción”, subraya Pankoke.

 

Se trata de Arnold van den Bergh (1886-1950) y su nombre aparece en una nota anónima entregada en 1945 a Otto Frank, el padre de Ana y único superviviente de su familia, pero este no hizo público el dato porque “provocaría más daño que beneficio (por el antisemitismo de la posguerra), y tampoco le devolvería a sus hijos, su mujer o sus amigos”.


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