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La historia detrás de la canción favorita de Vicente Fernández

La maravillosa e interesante historia sobre la canción preferida del actor y cantante mexicano, Vicente Fernández.

Por Ángel Huerta

La maravillosa e interesante historia sobre la canción preferida del actor y cantante mexicano, Vicente Fernández.
La maravillosa e interesante historia sobre la canción preferida del actor y cantante mexicano, Vicente Fernández.
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El cantante mexicano, interprete de rancheras se ha dedicado la mayor parte de su vida a la industria musical. Chente ha cantado varias canciones que han sido muy conocidas alrededor del mundo, pero entre todas las canciones que conocemos, ¿Cuál es su favorita? Y ¿Cuál fue su origen?


En este artículo llenaremos todas tus dudas sobre una de las canciones más significantes del cantante. En el canal de las estrellas, durante una entrevista con Adela Micha el cantante mencionó que una de sus más míticas canciones fue “Lástima que seas ajena”, canción que fue estrenada en el año de 1989 y que fue compuesta por Jorge Macías Gómez. 

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La canción “Lástima que seas ajena” de Vicente Fernández pertenece al álbum que lleva el mismo nombre de la melodía. Es una de las canciones más famosas del Chente. La letra de la pieza musical se basa en el sentimiento que un hombre tiene hacia una mujer, a quien le dedica palabras de amor confesándole todo lo que ha sentido desde hace mucho tiempo. 


Sin embargo, una de las desventajas de este gran sentimiento es que es un amor prohibido, donde la mujer está con otra persona, dejando a la imaginación un amor que no podrá ser. 

A continuación, te dejamos la letra de la canción para que puedas leerla e interpretarla.

Me gustas completita, tengo que confesarlo
Nomás al saludarte, me da el mal del amor.
Me brotan los deseos, me tiembla todo el cuerpo
Y lo que estoy pensando, no se puede decir.
Me gustas para todo, con todos los excesos
Nomás de imaginarme se me enchina la piel.
Qué imágenes tan bellas, me cruzan por la mente
Y me estorba la gente, verdad de Dios que sí.

Lástima que seas ajena y no pueda darte lo mejor que tengo
Lástima que llego tarde y no tengo llave para abrir tu cuerpo.
Lástima que seas ajena, el fruto prohibido que jamás comí
Lástima que no te tenga, porque al mismo cielo, yo te haría subir.

Por alguien como tú, por Dios que dejo todo
Pareces un lucero, nomás al sonreír.
Qué imágenes tan bellas me cruzan por la mente
Y estorban los presentes, verdad de Dios que sí.

Lástima que seas ajena y no pueda darte lo mejor que tengo
Lástima que llego tarde y no tengo la llave para abrir tu cuerpo.
Lástima que seas ajena, el fruto prohibido que jamás comí. 
Lástima que no te tenga, porque al mismo cielo, yo te haría subir.


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